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Gilles Kepel y su visión del Islam
A propósito de su libro Fitna, guerra en el corazón del Islam y sus declaraciones en la prensa española

Dídac P. Lagarriga,
Publicado en
WebIslam, enero 2005

Los especialistas no vienen ni del cielo ni de París. Que uno dedique su vida a un tema no significa que sea especialista "titulado"; se requiere, además, una cierta voluntad. La voluntad es subjetiva, así que un especialista nunca puede ser objetivo.

Gilles Kepel es uno de esos especialistas con mucho poder. Por ejemplo él estuvo en la comisión que aconsejó al gobierno francés de prohibir los símbolos religiosos en las escuelas. Cualquier musulmán, a su manera, es especialista en Islam, igual que cualquier anarquista es especialista en anarquismo, etc. Pero en las comisiones de especialistas se requieren títulos; el problema es que las decisiones afectan a todos por igual, con y sin título, especialistas y aficionados.

Como el que ahora escribe esto, un servidor, no es especialista titulado, tampoco pretenderé que mis opiniones dirijan el comportamiento social de nadie. Pero sí tratare de contestar las afirmaciones reduccionistas y peligrosas de un especialista con influencias.

Dejando de lado su justificación de por qué aconsejó prohibir el velo en las escuelas ["el objetivo fue multiplicar los medios de mezclar a los jóvenes de origen musulmán, y de todos los demás orígenes, en el seno de la sociedad, de modo que compartir valores sea un objetivo más importante que la división en función de bases confesionales". Pero señor Keppel: ¿cómo compartirán valores que se les niega?)] dejándolo de lado pues, hablaremos de la división que hace entre "musulmanes europeos" y "musulmanes en Europa", dos bloques homogéneos. Para Kepel, los primeros serían -para seguir sus ejemplos basados en la actualidad mediática y sensacionalista- los que se manifestaron en Francia por la liberación de los periodistas franceses secuestrados en Irak desde el fin de agosto. Los otros, los "musulmanes en Europa" serían los que justifican -y cometen- asesinatos como el del holandés Theo van Gogh.

Pero la realidad es mucho más diversa como lo son las divisiones, donde no siempre es inevitable la división por 2. El Islam es múltiple y por tanto divisible como lo son sus discípulos. Éstos también son múltiples en sí mismos, por tanto divisibles en sus actos. La historia del Islam es la historia de la realidad. La realidad es múltiple y divisible en miles de detalles. Cada detalle afecta y condiciona los otro detalles. Cambios perpetuos y eternos en un cuerpo llamado Islam. Lo mismo ocurre con los cuerpos llamados Europa, Theo van Gogh o Kepel. El especialista titulado necesitará siempre fijar un punto en ese movimiento, el punto que más le interese: es el especialista interesado (el sistema judicial fijará quién es el criminal, el sistema económico cuáles son las necesidades, el sistema doctrinal cuáles son los preceptos, etc.).

¿Cómo van a pensar igual los miles de personas que se manifestaron en favor de los rehenes franceses de Irak? ¿Acaso porque todos lo hacían bajo la definición de musulmanes? Posiblemente en la mayoría les movía un sentimiento de supervivencia común y decidieron salir a la calle a solidarizarse con los periodistas antes de que las mezquitas empezaran a arder. Pero eso no le da derecho a Kepel a encasillarlos en un modelo que a él le gustaría homogéneo: un Islam "civilizado" que poco a poco folclorizará sus ideales y los abandonara en el baúl de las curiosidades étnicas. Por el otro lado nos señala al enemigo, el que no cambia, el que no quiere "integrarse", el musulmán "de siempre".

Curiosamente Kepel parece que sólo ve a aquellos que sobresalen-pero no sólo porque decidan hacerlo, sino gracias a los medios de comunicación que deciden mostrarlo-. Dar crédito a esa manera de reducir la realidad es perpetuar la ignorancia. Y con la ignorancia se puede causar mucho daño.

Podríamos repetirlo una vez más, pero no mejor: el Islam es múltiple porque todo lo es. Pero si todo lo es, ¿cómo afrontarnos a las opiniones inmovilistas de gente como Kepel? Para empezar, con paciencia. Sus opiniones también son múltiples y divisibles, su hipocresía entra y sale, sus intenciones se mezclan entre autoengaños y constataciones casi subjetivas. Porque una opinión también forma parte de la realidad. Hay mucho trabajo por hacer, especialmente en concienciar de esa realidad múltiple y diversa. De nada sirve imaginarse una realidad impermeable frente al idealizado e irrealizable concepto de "integración". De nada sirven las leyes si no contemplan la flexibilidad del ser humano.

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Dídac P. Lagarriga, 2005

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