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Más textos de Dídac P. Lagarriga
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Propuesta
para el ciclo Visitas,
organizado por la Universidad de Buenos Aires y el Centro Cultural Rojas
(marzo 2004) donde se me pidió de hacer una selección
de lecturas y una introducción al porqué de esta selección,
que se reproduce a continuación.
INTROVISIONES:
TRÍPTICO AFRICANO
(Propuestas para desfigurar lo prefijado)
Dídac
P. Lagarriga, Barcelona-París, Enero 2004.
Libros propuestos:
-
Serge Latouche: "L'autre Afrique. Entre don et marché",
Albin Michel, París, 1998
- Fanny Colonna: "Récits de la province égyptienne.
Une ethnographie sud/sud", Actes Sud, París, 2004
- Khaled al-Berry: "Confesiones de un loco de Alá",
La esfera de los libros, Madrid, 2002
- Sam Mbah / I.E. Igariwey: "África rebelde. Comunalismo
y anarquismo en Nigeria", aliKornio ediciones, Barcelona, 2000.
- Thomas Turino: "Nationalists, Cosmopolitans and popular Music
in Zimbabwe", The University of Chicago Press, Chicago, 2000.
- Stephen Howe: "Afrocentrism. Mythical Pasts and Imagined Homes",
Verso, Londres, 1998.
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Me presento: Mis conocimientos son escasos, mi documentación
pobre, mi formación académica se queda en nada, mi estado
natural, el desprofesionalizado.
Presentado ya, me pregunto hasta qué punto soy capaz de articular
una propuesta de lectura basada no en lo posible, sino en lo dado. Es
decir, no en un inicio de búsqueda especializado, sino en un
intento de sugerir mediante algunos de los libros que, poco a poco,
voy juntando. Pero, ¿sugerir el qué? Con un título
abarrotado, ejemplo de mi incapacidad para hacerlo mejor, tracé
tres divisiones (temáticas y lingüísticas) enmarcadas
en un continente, África, y con la modesta voluntad de aportar
la suficiente "información", o contenidos, como para,
al menos, desfigurar esa imagen creada por la omnipresente factoría
de opinión económico-militar de los diversos poderes coloniales.
(Y
mientras mis capacidades resolutivas y estratégicas brillan por
su ausencia, sí hay una idea que me gustaría reivindicar:
la necesidad de leer al "otro".)
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01.
Espera. (Francés)
-
Serge Latouche: "L'autre Afrique. Entre don et marché",
Albin Michel, París, 1998
- Fanny Colonna: "Récits de la province égyptienne.
Une ethnographie sud/sud", Actes Sud, París, 2004
En la sala de espera hay dos libros que esperan, espero, esperanza en
ellos. ¿A qué espero? y ¿cuánta esperanza
deposité en ellos? La sala de espera no existe, no hay pacientes,
no hay turnos, ni colas ni horarios. Si cierro los ojos, los dos, veo
esa sala, un espacio -ventana en esta era microsoft- donde aguardan
estos dos libros. Espero a leerlos cuando sea el momento, los compré
hace poco y deben aguardar. La esperanza que deposité en ellos
es simple, enorme, básica: que me cambien la vida. Ni más,
ni menos. Y es que si un libro no lo lees con el miedo a lo que contiene,
si uno no corre el riesgo de que le modifiquen la visión torpe
y escasa del mundo, ¿para qué tomarse la molestia? ¿para
qué leer, sino para mudar?
Llegados
a este punto, los dos libros que esperan ya no son tan especiales. Pero
lo son. ¿Cómo seré después?
Hay
dos días de diferencia en la adquisición de ambos. Una
misma ciudad, París, y dos librerías completamente diferentes.
El primero se titula L'autre Afrique, con el subtítulo entre
don et marché. Lo escribe Serge Latouche y esta es la pequeña
y sencilla historia de cómo llegó a mi sala-ventana de
espera y esperanza:
Nos
encontramos Marta y yo, residiendo en París gracias a un intercambio
de apartamentos, lo que facilita nuestra estadía y abarata los
costes de la vivienda, elevadísimos acá. En blackmap.com
y por casualidad encuentro una entrevista con Kassi Asseiman, responsable
de Anib'we, librería-centro cultural dedicada, especialmente,
a África. De sus respuestas me atrae la independencia y la frescura
del proyecto, su estructura pequeña y alejada del puro negocio
y una temática poco frecuente en la selección de los libros.
Me apunto la dirección y vamos.
El local es estrecho y alargado, colmado de libros -muchos de ellos
de minúsculas editoriales francoafricanas- y con un par de mesas
para tomar algo. Todas las paredes, todas, están repletas de
estantes con libros; la estructura del lugar no corresponde a una librería
al uso, aunque tampoco queda duda de que lo es.
Después de una media hora entre las secciones, lo que en Francia
llaman bouquiner -el rastreo azaroso de libros- encuentro, en una de
las estanterías y como si me llamara, el libro de L'autre Afrique.
Lo hojeo, veo el precio, lo dejo: no me lo puedo permitir. Continúo
repasando las otras secciones, pero L'autre Afrique ya no abandona mi
cabeza. Miro sin prestar demasiada atención, pienso en el precio,
vuelvo a pensar en el precio, pienso en toda la esperanza que poco a
poco voy depositando en él. Cuando, minutos después, vuelvo
a leerme la contratapa, sé que no me queda más remedio:
"debo" comprarlo. Marta me mira y sonríe: "cómpratelo".
En la caja está Kassi Asseiman. Cuando se lo doy para que me
lo cobre, empieza a hablar sobre el libro: el autor fue su profesor
y no puede más que avalar y recomendar encarecidamente el libro...
Me alegro. Me alegro mucho. Me dice que, siendo el autor profesor de
economía en París, supera a muchos de los análisis
de los propios economistas africanos, que su objetividad en analizar
y criticar al capitalismo salvaje en África está más
que argumentado. Me repite que estoy haciendo una buena compra. Faltan
diez minutos para las siete de la tarde y nos dice que un poco más
tarde harán una pequeña fiesta allá mismo: estamos
invitados. (La fiesta-reunión de amigos resultará muy
agradable, con música linda y punch caseros de jengibre y baobab...)
El
libro: Mucho no les puedo decir, algo de él he seleccionado para
la lectura, imposible de reproducir todo el libro. Me decidí
por la contratapa y la introducción. Espero que les sirva...
Pero ¿por qué lo necesité tanto? ¿Por qué
tanta esperanza en él? Me saltan entre el texto de la contratapa
conceptos como los de "economía de proximidad reinventándose
en los márgenes", "nuevo sistema social en gestación",
"el continente africano: otra cosa", "africanos inventando
un mundo completamente vivo y más allá de la miseria horrible
generada por la triunfante ideología liberal", "romper
con el afropesimismo", etcétera.
Pasan
dos días y nos encontramos en una de las librerías más
acaparadoras de París, con cinco plantas y varios miles de volúmenes,
muchos de ellos de ocasión. Y con joyas.
Después de horas invertidas en sus fondos y secciones repartidas
por numerosas visitas a lo largo de los meses, uno ya sabe más
o menos dónde debe buscar y dónde no. Así que ese
día, cuando ya nos íbamos y estábamos descendiendo
de la quinta planta por las escaleras, pasamos por la sección
de viajes, una de las escasas que no acostumbro a mirar, aburrido y/o
desinteresado por un tipo de género que, generalizando, se dirige
a una figura contemporánea, el turista, con la que intento no
tener demasiadas similitudes. De toas formas es casi imposible pasar
por enfrente de una mesa repleta de libros y no mirarlos, aunque sea
por encima. Y allí estaba él, esperándome. Se titula:
"Récits de la province égyptienne" con el subtítulo
"Une ethnographie sud/sud" y se encarga de articularlo la
argelina Fanny Colona. Mientras aprovecho que Marta está mirando
otra sección, leo la contratapa. Cuando ella regresa, pocos segundos
después, le pido, emocionado, que se la lea. Cuando acaba me
dice: "te lo regalo". Sabe que yo ya no puedo comprar nada
más, sabe que es ésta una de las más lindas contratapas
que jamás hemos leído. (" Las personas que hablan
en estas páginas no son las personalidades de primer orden, aquellas
sobre las que escriben casa día en la prensa de El Cairo: son
los médicos a menudo sin fortuna, los pequeños abogados
de pueblo, los imames de localidades alejadas. También lo son
los propietarios de pubs locos por la literatura, madres de familia
llegadas allá por el azar del amor, los monjes cristianos en
búsqueda de Dios, los islamistas reconvertidos en la agricultura
desértica, los hombres de la televisión que creen en la
descentralización de la comunicación, las mujeres apasionadas
por los métodos modernos de educación, los místicos
que piensan que el sufismo todavía es válido en este siglo...
No es cuestión aquí de encontrar revoluciones, pero sí
resistencias espectaculares, muchas veces frontales, a la vida cotidiana
en estas regiones raramente descritas [...] Es ésta otra manera
de practicar la sociología: tratar los testigos como los textos
y no como material, hacer sentir a los protagonistas como autores. Un
profundo amor a las personas, paciencia y sentido del presente como
único tiempo que cuenta traviesan estos relatos ... ")
Estos
son, pues, los dos libros que me esperan en esta particular meta-ventana,
dispuestos, como debe ser, a cambiarme la vida. Los leeré con
temor, con un placentero temor a perder por el camino ideas preestablecidas
y opiniones deformadas. Un temor también a lo desconocido, a
lo que engendren esos nuevos planteamientos y experiencias. De cómo
proseguirá el camino, con qué, con quién. Esperanzarse
es lo mínimo.
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02. Testigo. (Español)
-
Khaled al-Berry: "Confesiones de un loco de Alá", La
esfera de los libros, Madrid, 2002
- Sam Mbah / I.E. Igariwey: "África rebelde. Comunalismo
y anarquismo en Nigeria", aliKornio ediciones, Barcelona, 2000.
No sé si es lo básico, pero sí lo mínimo,
escuchar al propio protagonista, aunque forme parte éste de una
historia que empezó sin saberlo y que, sin más remedio,
no lleguemos nunca a ver-vivir su final. No sé si es lo básico,
repito, pero sí lo mínimo escuchar-leer a primeras personas,
autores sin derechos de autor, ficciones que pueden incluso llegar a
serlo al estar ellas generadas al margen de lo escrito: ficciones de
la experiencia.
¿Se
conocen Khaled al-Berry y Sam Mbah? ¿Están tan lejos-cerca
Egipto de Nigeria? ¿Están, pues, alejados estas dos personas,
personajes sin serlo que acaban siéndolo? Inevitablemente no
es ésta la primera vez que sus nombres aparecen juntos, de la
mano. Desconozco por completo las otras ocasiones, desconozco incluso
si ya sucedieron o están por suceder, pero sé que es inevitable
que Khaled al-Berry y Sam Mbah coincidan. ¿Por qué? Porque
los dos han escrito, documentado, analizado y expuesto lo que viven.
Y viven en lo que creen. Sí, sólo por eso es inevitable
no coincidir (ya sea en una página a medio hacer, en una biblioteca
perdida, en el escaparate de alguna librería ...) Los dos testigos
aquí expuestos lo son en una de las acepciones de la palabra
testigo, la que se refiere al objeto trasmitido en un relevo, por ejemplo
en atletismo. El testigo como prueba física que acredita una
nueva identidad: la del relevo. Khaled al-Berry y Sam Mbah, como cualquier
otro en su lugar, optaron por la función de corredores de fondo
incapaces de funcionar sin el otro, convencidos de pasar "su"
testigo... Y ahora y aquí el testigo viene de la única
manera que nos es posible vislumbrar: fragmentado, acotado y manipulado,
aunque, eso sí, lo mínimo.
Los
libros puede que no sean ni más ni menos especiales, no se trata
aquí de aislar su trabajo y situarlo en un podio de recomendaciones.
A mi parecer, lo que es interesante de sus declaraciones son precisamente
eso, unas opiniones que se escapan de la agotadora opinión neutralizadora
-nada que ver con la opinión neutra si no fuera porque la primera
contiene esta última- o, por llamarlo de otra manera, pensamiento
único. Creo, sinceramente, que lo más atractivo del relato
de Khaled al-Berry (y que, comercialmente, el editor -¿sensacionalista?-
tituló "Confesiones de un loco de Alá") no es
precisamente lo que buscaba el título, sino todo lo contrario:
cómo alguien pudo llegar a las conclusiones que llega después
de su militancia en un grupo integrista no-islámico (a pesar
de que se empeñen en autocalificarse -y calificarlos, en un acto
claramente perverso- de islámicos), ejemplo lindo y desmitificador
de prejuicios para los que, a nuestro pesar, nos toca vivir rodeados
de una omnipresencia mediática plagada de hipocresía,
falsedad, ignorancia y etnocentrismo racista.
Sam Mbah, conjuntamente a I.E. Igariwey, militantes los dos de la Awareness
League, organización anarquista nigeriana, publicaron el libro:
"African Anarchism. The history of a movement" que luego se
publicó en España bajo el título (menos agresivo
y comercial que el de al-Berry pero tintado de sensacionalismo bienintencionado)
"África Rebelde: Comunalismo y anarquismo en Nigeria".
Al final del libro se incluye una entrevista -de la que aquí
selecciono una parte- que enlaza con al-Berry no por su contenido ("El
anarquismo es la salida de África" sentencian Mbah e Igariwey),
pero sí por su manera de mirar a su alrededor en un contexto
geográfico menospreciado e ignorado en este contexto mediático
al que me refería.
No quiere ser esta selección un manifiesto concreto sino una
muestra posible y rápida. No un monumento, sí una propuesta.
¿La (des)conclusión? Como el propio al-Berry escribe:
La duda me enseño a pensar en el otro.
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03. Tra(d)iciones. (Inglés)
-
Thomas Turino: "Nationalists, Cosmopolitans and Popular Music in
Zimbabwe", The University of Chicago Press, Chicago, 2000.
- Stephen Howe: "Afrocentrism. Mythical Pasts and Imagined Homes",
Verso, Londres, 1998.
Pasa el tiempo; sin él no pasa nada: nada se forma, nada se olvida...
La construcción de la identidad, la imaginación, los flujos
de información, la economía y lo militar, la ficción
y el deseo de pertenecer, sobrevivir, reinventar, manipular... Escribo
esto mientras escucho un cd del Ensemble Instrumental du Mali. ¿Música
tradicional? De lo que no me queda duda es de que es, esta, la banda
sonora perfecta para acompañar los dos libros propuestos. ¿Por
qué? En las notas interiores del disco, leemos:
"
El Ensemble Instrumental du Mali se creó en 1961, el mismo año
de la independencia, por el primer presidente del país, Modibo
Keita. Su propósito era el de unir el extraordinario patrimonio
tradicional de Mali. El primer director del Ensemble, Nfa Bourama Sacko,
se encargó de seleccionar los elementos más exquisitos
de cada una de las numerosas tradiciones, pasando, acto seguido, a coordinar
las formas musicales diferentes entre sí, unificando una instrumentación
que nunca antes se había agrupado. Esto lo integró en
un espectáculo milimétrico, opuesto a las actuaciones
tradicionales donde reinaba la improvisación. Esta complicada
labor fue recompensada, en 1969, con la "medalla de oro de música
tradicional" en el Festival Panafricano de Argelia. "
PD:
¿No es inevitable acabar con música al tratarse de África?
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Más
información:
www.rojas.uba.ar/programacion/visitas/