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¿Kenia tribal o periodismo trivial?

Dídac P. Lagarriga,
Publicado en "Africaneando", Columna bimensual, Masala, marzo-abril 2008

El periodista X de la televisión nacional, de la radio de máxima audiencia o del periódico líder en ventas, abre el código deontológico de su trabajo, la "Declaración de principios de la profesión periodística en Catalunya", y lee algunos de los criterios a seguir: "Observar siempre una clara distinción entre los hechos y las opiniones o interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada. Difundir únicamente informaciones fundamentadas, evitando en todo caso las afirmaciones imprecisas y sin base suficiente que puedan lesionar o menospreciar la dignidad de las personas. Actuar con especial responsabilidad y rigor en el caso de informaciones u opiniones con contenidos que puedan suscitar discriminaciones por razones de sexo, raza, creencias...". Acto seguido, el periodista X se dispone a hablar de las masacres postelectorales que azotan Kenia desde finales de diciembre del 2007. Su titular: "Guerra tribal en Kenia". Pregunta para todos los periodistas que utilizan constantemente el término "tribal" para referirse a los episodios de violencia en África: ¿Qué no entendieron de su código deontológico?

Más del 63% de la población urbana de Kenia no tiene acceso al agua potable. Dos tercios de los habitantes de Nairobi ocupan sólo el 8% de la ciudad, viviendo en barrios de chabolas. ¿Dónde está la tribu? Es más, ¿qué se entiende por "tribu"? Hace una década, la organización Africa Action intentó responder a la pregunta: "Los zulúes de Sudáfrica, cuyo nombre e identidad se forjaron mediante la creación de un poderoso estado hace menos de dos siglos, y que son muchos más que los canadienses francófonos, son calificados de tribu. El término se aplica a los pastores maasai y a los granjeros kikuyu de Kenia, y a miembros de estos grupos en las ciudades y pueblos cuando se trasladan a vivir. La tribu define a los millones de yorubas en Nigeria y Benín, que comparten idioma pero con una historia de más de 800 años de ciudades-estado múltiples, frecuentemente enfrentadas y con diversidad religiosa incluso dentro de las amplias familias [...]. Si por tribu entendemos a un grupo social que comparte un mismo territorio, idioma, unidad política, tradición religiosa, sistema económico y prácticas culturales, este tipo de grupo prácticamente no lo encontraremos en el mundo real. Estas características nunca se corresponden entre sí, ni actualmente ni en el pasado. El concepto de tribu niega la historia y el cambio y promueve el mito del africano primitivo. [...] En Occidente, tribal se asocia a primitivismo salvaje. [...] El problema de fondo es que este término distorsiona la realidad y refleja la pereza intelectual de quien lo emplea." (1)

La trivialidad mediática no es, ni mucho menos, propiedad de ningún territorio. Las agencias o las mayores cadenas y periódicos estadounidenses, por ejemplo The New York Times, no han cesado de tildar la violencia en Kenia de "tribal". El periodismo local lo ha traducido y digerido (¿por inercia?) hasta llegar a nuestras casas. Sin embargo, la Kenya National Commission on Human Rights (KNCHR), la Kenyans for Peace through Truth and Justice (coalición de más de 50 asociaciones por los derechos humanos) o varios análisis (como por ejemplo "El drama de la lucha popular por la democracia en Kenia", de Horace Campbell, publicado en oozebap.org/text), están de acuerdo en que, si bien hay personas y organizaciones que promueven la xenofobia por sus intereses partidistas, las raíces se encuentran en la gran desigualdad económica del país. Como escribe Campbell: "Los que condenan la violencia postelectoral no condenan el terrorismo económico en el país. Es imprescindible romper con los idearios occidentales que promueven el capitalismo como democracia y el genocidio como progreso". Por su parte, Oduor Ong'wen, en su artículo "Class and kinship in Kenya's killing fields", concluye: "El odio étnico es una droga que la clase dominante administra a sus víctimas para entorpecerles la visión. Es escapista. No he visto a ningún kikuyu residente en el selecto barrio de Karen (Nairobi) amenazar con machetes a sus vecinos luo o kalenjin, ni que se disparen entre ellos, aunque la mayoría tengan pistolas. No obstante, en las periferias informales los vecinos se vuelven unos contra otros. ¿Por qué? Porque creen, equivocadamente por supuesto, que sus vecinos se benefician de la escasa distribución de recursos y, puesto que no pueden llegar a los culpables, ajustan cuentas con sus subordinados." (2).

Al periodista X le queda una alternativa en el artículo 3 del Código: "Rectificar con diligencia y con apropiado tratamiento a la circunstancia y a las informaciones que se hayan demostrado falsas y que, por ese motivo, resulten perjudiciales para los derechos o intereses legítimos de las personas y/o organismos afectados".

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NOTAS
(1). "Talking about "Tribe". Moving from Stereotypes to Analysis", www.africaaction.org/bp/ethall.htm
(2). Pambazuka News nº. 344, 12 febrero 2008, www.pambazuka.org

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Dídac P. Lagarriga, 2008

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